La música estruendosa taladra la noche
La borrachera está en su frenesí
casi una agonía para el hombre que llora
Los escupitajos remontan
el cuerpo casi marrón del aserrín
mientras la rabia apologética del amor
es un puñetazo en el rostro de su amigo
por manifestar que "las mujeres
no se merecen ninguna lágrima"
y "sólo los cobardes sueltan las lágrimas
por las descartables mujeres"
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